El liderazgo ante el espejo: ¿Seremos de los valientes?
La pregunta ya no es qué está pasando, sino qué estamos haciendo al respecto
Nota en El Observador
Sergio Meller PhD, consultor internacional
Vivimos tiempos de cambio. Una nueva era donde el éxito del pasado puede convertirse en nuestro mayor obstáculo. Mientras las guerras se multiplican y la economía global se sacude con cada decisión política en Washington, las empresas navegan entre la volatilidad financiera, la disrupción tecnológica y los efectos persistentes de la pandemia. El mundo corporativo, lejos de estabilizarse, atraviesa niveles crecientes de incertidumbre, estrés y transformación.
A esto se suma una revolución silenciosa: la inteligencia artificial. Además, las redes sociales están reconfigurando no solo el consumo, sino también la toma de decisiones personales, políticas y empresariales. Todo cambia, todo el tiempo.
Frente a este panorama, la pregunta ya no es qué está pasando, sino qué estamos haciendo al respecto. Porque cada amenaza trae una oportunidad, y hoy, más que nunca, ser testigos no alcanza. Este es el momento de convertirse en protagonistas.
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Y el primer paso es mirarse al espejo.
El acto de coraje
La transformación no empieza en la empresa, sino en quien la lidera. Necesitamos un ejercicio honesto de conciencia: ¿qué habilidades, formas de pensar y modos de liderar siguen vigentes? ¿Cuáles debemos soltar, aunque nos hayan traído hasta aquí?
Es un acto de valentía. Requiere soltar certezas, creencias, estilos de liderazgo que quizás fueron efectivos en otra era, pero que hoy son no son más que piedras en nuestra mochila. Convertirse en un líder del mañana implica reinventarse y para ello hay que desapegarse. Y eso, sin acompañamiento, es muy difícil.
Entonces surgen las preguntas que marcan el verdadero liderazgo del siglo XXI:
- ¿Cómo generar entornos laborales donde tanto el disfrute como la productividad tengan lugar?
- ¿Cómo podemos influir e inspirar, en lugar de dar órdenes y presionar?
- ¿Cómo logramos incluir y sumar en vez de separar y diferenciar?
- ¿Cómo trazar una estrategia y dirección clara cuando las reglas del juego y los escenarios cambian permanentemente?
- ¿Cómo construir una mentalidad de crecimiento cuando ya hemos conseguido prácticamente todo?
- ¿Cómo logramos cambiar cuando todavía no es necesario, de forma tal que estemos en mejores condiciones para adaptarnos y ser los primeros en nuestra industria o mercado?
Estas no son simples preguntas filosóficas. Son decisiones concretas, porque las respuestas a estas preguntan representan el lente con el que interpretamos la realidad para tomar decisiones y determinarán cómo vivimos y cómo lideramos.
Tres tipos de líderes
En mis más de 30 años como consultor trabajando con líderes en múltiples industrias y países, he podido identificar tres perfiles de líder que responden de manera distinta a este escenario de cambio:
- Los sabelotodo
Aquellos que consideran que ya no tienen nada que aprender. Creen que hay una única forma de hacer las cosas, y es la de ellos. Tienen respuestas para todo, pero no se hacen ninguna pregunta. Se aferran al pasado y, como resultado, otros le comen el mercado. - Los maquilladores
Inician procesos de “cambio” que son más bien “pseudo-transformaciones organizacionales”. Se quedan en el maquillaje, transformando solo la superficie. Cambian logos, discursos o canales, pero mantienen intactas las estructuras y culturas que ya no funcionan. No se comprometen con una transformación real y profunda al nivel de las estrategias, procesos y sistemas de la organización. - Los valientes
Son aquellos que, a pesar del miedo, se animan a dar el paso. Piensan fuera de la caja, arriesgan, se reinventan. Son los que propician innovaciones realmente disruptivas que llevan a la organización a un nuevo nivel de desempeño.
El nuevo liderazgo no se improvisa
La voluntad de cambio de los ejecutivos es la llave que abre la puerta. Pero luego hay que cruzarla. Y una vez dentro, hay que atreverse a habitar ese nuevo espacio. Eso implica desarrollar nuevas capacidades de liderazgo, sí, pero sobre todo, una nueva concepción del liderazgo que debe instalarse en el ADN de la cultura organizacional.
Este proceso no tiene por qué ser traumático ni eterno. Con una metodología clara y un acompañamiento adecuado, es posible transitar transformaciones profundas sin recurrir a la cosmética, en plazos razonables y minimizando los daños colaterales que todo cambio conlleva.
Durante los últimos 30 años, he tenido el privilegio de acompañar procesos de transformación en toda América Latina con empresas de primer nivel como Grupo Purdy y BAC Credomatic, en Costa Rica. Estas empresas, hoy son ejemplo de que la transformación no solo es deseable, sino también posible.
El tiempo cambió. Los invito a dejar de ser testigos de nuestra era para convertirse en protagonistas del cambio. Las herramientas técnicas y el mindset que les trajeron hasta aquí no serán los mismos que les permitirán liderar con éxito en los años por venir.
Nota completa: https://observador.cr/el-liderazgo-ante-el-espejo-seremos-de-los-valientes/